Hoy a las 20 se puede escuchar música de cámara. Tocarán como solistas los jóvenes integrantes de la Orquesta Académica de la Fundación Cristian Zarb, en el concierto que tendrá lugar en el Auditorio del Centro Cultural Virla (25 de Mayo 265).

Bajo la dirección de Héctor Lizana Erazo se escucharán Obertura sobre un tema Hebreo, de Sergei Prokofiev, con Hernán Gonzalo Argañaraz en piano y Juan Luis Valenzuela en clarinete; Concierto en La menor para dos violines, de Antonio Vivaldi, con Ezequiel Ruiz y Srehia Sapag; Concierto para contrabajo y orquesta en Mi mayor, de Karl Dittersdorf, con Agustín Reyna Santucho en contrabajo y Concierto para corno francés y orquesta en Re K412 de Wolfgang Amadeus Mozart. Será solista Lizana Erazo, quien además interpretará la Romanza para corno francés y orquesta op. 36 de Camille Saint Saëns.

Cornista chileno

Ganar por concurso el puesto de cornista de la Orquesta Sinfónica de la UNT trajo a Lizana Erazo a la provincia en octubre de 2019. El músico chileno resumió su historia para LA GACETA.

Formado en la Pontificia Universidad Católica, en Santiago de Chile, es profesor en la Universidad Tecnológica de Chile. “Empecé en la música a muy temprana edad en mi pueblo, Talagante (comuna de la región metropolitana de Santiago). En mi familia son todos músicos, pero populares y de folclore, y a mí me gustaba mucho la música clásica. Pero no tenía mucha conexión con ella hasta que en el colegio conocí ese mundo, y a los 10 años decidí que esa iba a ser mi profesión de por vida”, asegura.

“Yo quería tocar trompeta, pero justamente no había quién me prestara una. Sólo había trombón y corno francés, y el trombón no me gustaba. Lo encontraba un cachivache. De niño era muy ñoño; no tenía la más mínima idea de qué era un corno francés. Para persuadirme, al presentarme el instrumento el profesor me dijo una mentira piadosa: ‘se parece bastante a la trompeta’. Esa fue la primera gran mentira a la que me enfrenté”, rememora.

Enamoramiento

“De entrada me enamoré del instrumento, del corno francés. Cuando me lo entregaron estaba en un estuche negro, antiguo y de madera ¡Era enorme! Lo abrí y brillaba de tal forma que lo vi hermoso con todas esas vueltas”, relata, y aclara: “obviamente era un instrumento chino no muy bueno, pero servía para aprender a tocar. Lo tomé en mis manos, sentí el peso y pensé: ‘yo quiero tocar esto toda mi vida’”. Un mes después Lizana Erazo hacía sonar las primeras notas y a los dos meses ya tocaba en una orquesta infantil.

“Al año gané mi primera beca y al siguiente ya tomé clases en Santiago con el maestro Edward Brown, mi profesor hasta hoy, un referente del corno en Latinoamérica a quien estoy muy agradecido”, señala. Después viajaría a tocar en Italia; ganaría varios concursos en Chile, y sería miembro de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Chile, la Orquesta Estudiantil Metropolitana y la Orquesta de la Universidad Católica, entre otras.

Haber estado en la fila de tantas orquestas tiene una explicación: “nunca tuve un trabajo estable como músico porque en Chile son muy poquitas las orquestas profesionales. No es como acá, que en la gran mayoría de las provincias tienen orquestas estables. Y en Tucumán aún más porque funcionan la Orquesta Estable y la Banda Sinfónica de la Provincia, la Orquesta Sinfónica y la Juvenil de la UNT”.

“Cuando gané el concurso me vine a Tucumán a fin de temporada 2019 y me quedé. A fines de 2020 me fui a Chile con el sabor amargo de no haber podido hacer música”, cuenta. Pero este año encuentra a Lizana Erazo trabajando en proyectos como el quinteto de vientos Aires del Jardín y el concierto de esta noche, a la par de los ensayos con la Sinfónica.

“Me encanta el ritmo de vida de la provincia; la gente es muy amable. Agradezco a mis amigos músicos tucumanos el apoyo que me dieron en el largo año y medio de pandemia”, concluye.